Unidades del diccionario
El Diccionario de locuciones idiomáticas del español actual (DiLEA) recoge, tal como el título indica, unidades de la lengua española que pertenecen a la clase de las locuciones y que tienen la característica de ser idiomáticas. Con el término locución se designa una combinación fija de palabras que funciona como elemento de la oración y cuyo significado no se corresponde con la suma de los significados de sus componentes. Así pues, las tres características fundamentales de estas unidades son1:
- Constituir una combinación fija de palabras. Por ejemplo, no es posible construir la locución dar la cara bajo la forma *dar las caras, aunque el nombre cara tiene plural, caras, ni está permitida la sustitución de cara por otro nombre relacionado, como frente, de manera que no se dice *dar la frente.
- Funcionar como elemento de la oración. La locución anterior funciona como un verbo, desempeña en la oración la función sintáctica propia de los verbos: la de predicado, como muestra el siguiente enunciado: “El Valencia dio la cara en los dos partidos”.
- Ser idiomáticas. Es decir, tener un significado que no se corresponde con los significados de los elementos que forman la locución. El significado de dar la cara es ‘Afrontar el peligro o la responsabilidad’ y no se obtiene de los significados de las unidades dar y cara.
Las locuciones se agrupan en distintas clases: nominales, adjetivas, pronominales, verbales, adverbiales, prepositivas, conjuntivas y marcadoras, según desempeñen en la oración funciones propias de los nombres, los adjetivos, los pronombres, los verbos, los adverbios, las preposiciones, las conjunciones y las unidades denominadas marcadores, conectores o partículas discursivas. No obstante, el DiLEA solo incluye locuciones nominales, adjetivas, pronominales, verbales y adverbiales. A diferencia de las locuciones prepositivas, conjuntivas y marcadoras, todas las incluidas, excepto las pronominales, tienen significado léxico; dicho con otras palabras, expresan un contenido referido a alguna parcela de la realidad, del mundo:
- la locución nominal alma de Dios significa ‘Persona muy bondadosa’
- la locución adjetiva como una catedral significa ‘Enorme o muy grande’
- la locución verbal echar una mano significa ‘Ayudar’
- la locución adverbial bajo cuerda significa ‘De manera encubierta’.
Actualmente, abril de 2025, el DiLEA incluye locuciones de todas las clases previstas, en concreto 9075 entradas, aunque como una entrada puede tener más de una acepción, en realidad el diccionario contiene 12 627 locuciones, si bien esta cantidad está sujeta a continuas modificaciones en caso de que se detecten y se incorporen nuevas unidades. De ahí la importancia de indicar la fecha de consulta del diccionario siempre que se cite.
Abarcar solo determinadas clases de locuciones no es la única restricción que presenta el DiLEA. Las unidades recopiladas están comprendidas entre otros dos límites: pertenecer a la variedad del español hablado en España y tener un uso actual. La primera limitación implica que han sido excluidas locuciones específicas del español hablado en determinadas zonas del país y también las que son propias de las distintas variedades de la lengua existentes en América; de este modo, tocar el pirandó, ‘Escapar o salir huyendo, traer a orza, ‘Traer[le] a mal traer’, y aguantar vara —variante de aguantar mecha, ‘Soportar resignadamente una situación desagradable’2— por ejemplo, utilizadas las tres primeras en el español hablado en Cataluña, Andalucía y México, respectivamente, no forman parte del conjunto registrado en el DiLEA. Por otra parte, aunque es muy discutible el periodo de tiempo comprendido bajo el término actual, el cual, además, está estrechamente relacionado con la frecuencia de uso de las unidades lingüísticas, se ha procurado restringir las unidades que constituyen el diccionario al periodo comprendido entre los inicios del siglo XX y la actualidad, En consecuencia, se incluyen locuciones anticuadas, si bien están marcadas en relación con su escaso uso3.
El DiLEA puede ser utilizado por un amplio grupo de usuarios:
- Hablantes de español interesados en conocer el significado y el funcionamiento de las locuciones, unidades de la lengua que llaman la atención por sus peculiaridades de forma y de significado.
- Hablantes de español como lengua segunda y lengua extranjera que quieran ampliar sus conocimientos sobre las locuciones, unidades con dificultades intrínsecas para su adquisición y aprendizaje por ser combinaciones fijas de palabras y tener un significado idiomático.
- Lingüistas y filólogos, sobre todo los especialistas en fraseología.
- Hispanistas interesados por conocer y estudiar las locuciones del español de España, y asimismo por compararlas con las utilizadas en otras zonas de habla española.
- Profesores de español como L1 y L2 que, con una finalidad docente, necesiten datos fiables sobre las locuciones utilizadas en España.
- Traductores que tengan el español como lengua fuente o lengua meta y necesiten conocer el funcionamiento de las locuciones para obtener los equivalentes más adecuados de traducción a otras lenguas.
Los lexicógrafos que se dedican a la redacción de diccionarios son plenamente conscientes del esfuerzo y el trabajo que implica esta tarea, más si es llevada a cabo por un solo investigador. Esta circunstancia explica que publicar la obra con todas las partes que se han explicado previamente en otros estudios4, habría supuesto, posiblemente, dejarla inconclusa. De ahí que se haya tomado la decisión de ofrecerla con las características que se explican en el apartado de “Instrucciones”, pues el formato electrónico y las partes que incluyen los artículos lexicográficos redactados para cada entrada ofrecen un conjunto de informaciones de tal entidad que compensan otros datos que el diccionario hubiera podido facilitar. Por otra parte, la función de editora del DiLEA permite modificar, en todo momento, la información lexicográfica que aparece sobre cada locución, de lo que se deriva, asimismo, la necesidad de anotar la fecha de consulta.
Estructura del diccionario
El conjunto de locuciones que constituyen la macroestructura del diccionario está ordenado alfabéticamente siguiendo el modelo conocido como word by word (palabra por palabra). Lo cual significa que se tiene en cuenta el espacio en blanco que separa unas palabras de otras en una locución. Este modo de ordenación queda ejemplificado en el siguiente grupo de locuciones:
- echar a barato
- echar a dedos
- echar a faltar
- echar a la calle
- echar a mala parte
- . . .
- echarse a dormir
- echarse a la boca
Otra cuestión que afecta a la macroestructura del diccionario es la lematización; es decir, la decisión acerca de bajo qué palabra de las que forman una locución se incluye en el diccionario. Tomando como ejemplo dos de las locuciones anteriores: echar a dedos y echar a mala parte, lo más probable es que quien esté habituado a consultar diccionarios en papel las busque bajo las palabras clave dedo y parte, respectivamente, los dos nombres constituyentes de una y otra locución. No obstante, en este diccionario, las locuciones se han lematizado por la primera palabra que las constituye, echar en los ejemplos anteriores, de manera que todas están incluidas en la letra E. No debe consultarse la letra D para buscar echar a dedos ni la P para llegar a echar a mala parte. Así se facilita la búsqueda, pues en casos como echarse a dormir no surge la duda de si estará incluida en la E por echarse o en la D por dormir.
La microestructura de un diccionario está constituida por el conjunto de informaciones que sobre una unidad se muestran en un artículo lexicográfico. En este diccionario, se proporcionan de las locuciones las siguientes informaciones distribuidas en sus correspondientes campos:
- El lema, es decir, la forma canónica de la locución, por ejemplo dar su alma. Es posible que una locución tenga más de un significado, más de una acepción; en cada artículo lexicográfico, un número arábigo (1., 2., 3., etc.), situado en la parte izquierda debajo de la forma de la locución, indica a qué acepción corresponden las informaciones que aparecen a la derecha; por ejemplo, la locución dar café solo tiene una acepción, mientras que dar caña cuenta con seis acepciones. Por otra parte, las locuciones pueden presentar alteraciones formales, variaciones de distintos tipos: dar con los huesos ~ dar con sus huesos; buscar cinco pies al gato ~ buscarle cinco pies al gato; meter en la cabeza ~ meter en la mollera; las variantes de una locución se presentan en el DiLEA como unidades, como entradas distintas ordenadas alfabéticamente del modo que se ha explicado con anterioridad. De cada una de estas entradas, y de todas las que constituyen la macroestructura del diccionario, se obtiene, además de su forma, todas las informaciones que se especifican a continuación.
- La categoría o clase a la que pertenece cada locución. Esta información, que todas las locuciones incluyen, se proporciona mediante abreviaturas que se refieren o bien a la categoría o bien a la subcategoría de la locución, según el procedimiento habitual seguido en lexicografía. Las abreviaturas utilizadas tienen estas correspondencias:
- adj. → locución adjetiva.
- adj. m. f. → locución adjetiva masculina y femenina.
- adv. → locución adverbial.
- com. → locución nominal común en cuanto al género.
- f. → locución nominal femenina.
- impers. → locución verbal impersonal.
- impers.-intr. → locución verbal impersonal intransitiva.
- impers.-tr. → locución verbal impersonal transitiva.
- intr. → locución verbal intransitiva.
- m. → locución nominal masculina.
- m. m. f. → locución nominal masculina y femenina.
- nom. → locución nominal.
- pron. → locución pronominal.
- pron. m. f. → locución pronominal masculina y femenina.
- tr. → locución verbal transitiva.
- La marcación diafásica. Es decir, las marcas que dan cuenta de la situación comunicativa en la que se utiliza una locución o de las consecuencias de no usarla de manera apropiada. La información diafásica se presenta también mediante abreviaturas que hay que interpretar del siguiente modo:
- infor. (informal): locuciones que se dan con naturalidad en una situación conversacional prototípica de mínima formalidad y resultan disonantes, muy poco frecuentes o marcadas de algún modo en una situación prototípica de máxima formalidad.
- for. (formal): locuciones que se sitúan en el polo opuesto a informalidad en el continuum informalidad – formalidad.
- vulg. (vulgar): locuciones que se sitúan en el polo negativo, trasgresor, en relación con la actitud social del hablante5.
Debe entenderse que las locuciones que carecen de alguna de estas marcas tienen un uso general; o sea, pueden utilizarse en una gran variedad de situaciones y aparecer indistintamente en una amplia diversidad de contextos, no tipificados específicamente como informales ni formales, además de usarse en casos en los que el hablante no mantiene ninguna actitud transgresora.
- La frecuencia de uso de las locuciones. Esta es una cuestión compleja en relación con su tratamiento en un diccionario. No obstante, por el número de ejemplos que se tienen documentados de cada locución y que han constituido la base para la redacción del diccionario, el DiLEA aporta datos respecto a la frecuencia de algunas locuciones. Las marcas utilizadas para señalarla son:
- + f. (más frecuente): acepción o variante más frecuente de una locución en relación con las otras acepciones o las otras variantes registradas.
- – f. (menos frecuente): acepción o variante menos frecuente de una locución en relación con las otras acepciones o las otras variantes registradas.
- mf. (muy frecuente): locución de la que se tiene documentado un número superior a 10 ejemplos, obtenidos de las fuentes lingüísticas del DiLEA.
- pf. (poco frecuente): locución de la que solo se tienen documentados 3 ejemplos, lo que ha supuesto no incluir en el diccionario aquellas locuciones de las que no se cuenta con ningún ejemplo o se dispone tan solo de 1 o 2, a pesar de que algún diccionario las registre.
- La combinatoria. Para formar una oración, la mayor parte de las locuciones verbales y varias de las otras clases de locuciones necesitan combinarse con distintos elementos: nombres, pronombres, otras oraciones, etc. Este dato es recogido en el campo de la combinatoria de la locución, representada mediante elementos como “alguien” (referido a personas), “algo” (referido a un animal o una cosa), “en un lugar”, “de algún modo”, situados entre corchetes y separados por comas, cuando la combinatoria corresponde a más de un elemento, o mediante una barra cuando existen dos posibilidades para un mismo elemento. Además, si alguno de estos elementos debe ir introducido por una preposición, esta también se indica. Las posibilidades de combinatoria son múltiples; no obstante, a continuación figuran algunos ejemplos en los que se anota la locución, su combinatoria, cómo debe interpretarse esta cuando se consulte el diccionario y el significado de la locución:
- abrir el fuego. [alguien] (alguien abre el fuego) Ser el primero en hablar.
- abrir el corazón. [alguien, a alguien] (alguien abre el corazón a alguien) Descubrir o decir a una persona los pensamientos o sentimientos íntimos.
- dar con sus huesos [alguien, en un lugar] (alguien da con sus huesos en un lugar) Ir a parar a un lugar.
- dejar caer. [alguien, algo] (alguien deja caer algo) Decir una cosa como sin querer, pero con intención.
- dejar chico. [alguien/algo, a alguien/algo] (alguien o algo deja chico a alguien o algo) Superar a una persona o una cosa.
- La definición. En este campo se explica la referencia de las locuciones a alguna parcela de la realidad, utilizando para ello ya sea una palabra equivalente, ya sea una frase o un sintagma. Así perder el pellejo se define como ‘Morir’ y pegar el petardo, como ‘Fracasar rotundamente’.
- Ejemplos. Todas las locuciones cuentan con 3 ejemplos como mínimo, situados en distintos campos del artículo lexicográfico. Los ejemplos son reales, ninguno ha sido inventado, y, en caso de ser necesario, se han corregido para que no contuvieran faltas de ortografía, de puntuación, de morfología o de sintaxis, y para adaptarlos a la norma del español en lo relativo a la escritura de neologismos y palabras de otras lenguas. En los ejemplos, la locución está escrita en letras azules para facilitar su identificación al usuario del diccionario; el color azul resalta solo las palabras que forman la locución, no se ha utilizado en los elementos que constituyen su combinatoria.
- Otras informaciones. Muchas locuciones cuentan con un campo en el que se incluyen otras informaciones sobre ellas. Estas informaciones son de tipo ortográfico, morfológico, sintáctico o pragmático, y su conocimiento sirve para que el usuario del diccionario amplíe los datos que le faciliten un uso más adecuado de las locuciones. Todas estas informaciones adicionales van acompañadas de ejemplos que las documentan.
- Origen. El DiLEA está concebido como una obra en continua revisión por las locuciones que se van incluyendo y por el examen permanente al que está sometido, el cual puede conducir a modificar los datos existentes y, si es necesario, a incluir otros nuevos. Esta última posibilidad es más probable en el campo “Otras informaciones”, en este de “Origen” y en el último de “Formación”. Por lo que se refiere a “Origen”, por ahora solo unas pocas locuciones recogen en él un fragmento de un texto, tomado de los diccionarios citados en la ventana Fuentes, con datos de carácter antropológico, cultural, histórico o literario que describen cómo la locución ha llegado a ser una combinación fija de palabras con significado idiomático. De ahí que esté previsto ir incluyendo estas explicaciones en aquellas locuciones en que sea posible y todavía no las recojan.
- Formación. Independientemente de la explicación de su origen, es posible, asimismo, dar cuenta del mecanismo mediante el que se han formado algunas locuciones: metáfora, metonimia, combinación de metáfora y metonimia, hipérbole o elipsis, entre otros. Así, por ejemplo, echar venablos, ‘Proferir expresiones de cólera contra una persona o una cosa’, se construye a partir de la metáfora LAS PALABRAS SON OBJETOS que, al pronunciarse, son disparados por el emisor6. Por su parte, de uvas a peras, ‘Con poca frecuencia’, está basada en la metonimia EL PRODUCTO POR EL TIEMPO en el que se recolecta, el tiempo comprendido entre finales del verano (las uvas) y principios del verano siguiente (las peras), o sea, con poca frecuencia. Por último, la locución como Dios, ‘Muy bien’, corresponde a una hipérbole surgida al proyectar una situación hipotética, que constituye una exageración, sobre una situación real. Obsérvese el ejemplo “Voy a torear como Dios”, en el que la hipótesis improbable de que Dios toreara se proyecta sobre el convencimiento que realmente tiene el emisor acerca de que va a torear muy bien. “Formación” es el campo en el que se trabajará especialmente a partir de ahora, abril de 2025.
1. Pueden completarse las características de las locuciones consultando Penadés Martínez, Inmaculada (2012): Gramática y semántica de las locuciones, Alcalá de Henares: Servicio de Publicaciones de la Universidad de Alcalá.
2. Las definiciones de las dos primeras locuciones están tomadas de Seco, Manuel; Andrés, Olimpia; Ramos, Gabino (2017, 2.ª ed.): Diccionario fraseológico documentado del español actual, Madrid: JdeJ Editores; por su parte, la de aguantar mecha es del DiLEA.
3. Estas cuestiones están explicadas con más detalle en Penadés Martínez, Inmaculada (2015a): “Implicaciones de la frecuencia de uso de las locuciones en la elaboración de un diccionario”, Estudios de Lingüística. Universidad de Alicante, 29, pp. 253-277, y en Penadés Martínez, Inmaculada (2015b): Para un diccionario de locuciones. De la lingüística teórica a la fraseografía práctica, Alcalá de Henares: Servicio de Publicaciones de la Universidad de Alcalá, pp. 78-94.
4. Especialmente en Penadés Martínez (2015b).
5. Esta caracterización de las marcas informal, formal y vulgar está tomada de Borrego Nieto, Julio (2001): “La marcación diafásica en los diccionarios”, José Antonio Bartol Hernández et alii (eds.), Nuevas aportaciones al estudio de la lengua española. Investigaciones filológicas, Salamanca: Luso-Española Ediciones, pp. 237-245, y de Borrego Nieto, Julio (2002): "Niveles de lengua y diccionarios”, J. L. Blas et alii (eds.), Estudios sobre lengua y sociedad, Castellón de la Plana: Publicaciones de la Universitat Jaume I, pp. 105-151.
6. Explicación tomada de Ureña Tormo, Clara (2019): La enseñanza de las unidades fraseológicas desde la lingüística cognitiva, Tesis doctoral, Alcalá de Henares: Universidad de Alcalá.